La aparición de
nuevas tecnologías ha cambiado la forma en que trabajamos, compramos e incluso
interactuamos. Las empresas deben sumarse a este proceso de transformación
digital para evitar la obsolescencia. Si se usa correctamente, la tecnología
tiene un gran potencial para crear nuevas oportunidades comerciales y abrir
nuevos mercados. La ignorancia, el miedo al cambio y los mitos en torno a la
transformación digital han sorprendido a muchos emprendedores al conocer
noticias sobre este tema. El resultado es que muchas organizaciones continúan
teniendo flujos de trabajo obsoletos y no rentables. En un mundo tecnológico en
constante desarrollo, la digitalización tiene un enorme potencial para ganar
competitividad. Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts
demuestra este punto, que señaló que la mayoría de las empresas de tecnología
tienen mayores ganancias y clientes más satisfechos.
¿Pero en qué
consiste la transformación digital?
La transformación
digital se puede definir como la integración de nuevas tecnologías en diversas
áreas de la empresa para cambiar su forma de trabajar. El objetivo es optimizar
el proceso, mejorar su competitividad y aportar a sus clientes un nuevo valor
añadido. Por tanto, no se trata solo de comprar ordenadores más potentes,
almacenar datos en la nube o instalar ERP. La transformación digital significa
que la mentalidad de los gerentes y empleados de la organización ha cambiado.
Se trata de una apuesta de futuro y se puede utilizar todo el potencial de la
digitalización para desarrollar nuevos métodos de trabajo.
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